- La historia que a continuación se va
narrar aquí fue publicada en la revista The New York Times Magazine hace varios
años. El periodista Andrew Blanchtt Kensington nos introduce de lleno en la
época de la Guerra Civil, describiendo la tragedia que vivió la sociedad
española del siglo XX.
Madre
anoche en las trincheras.
Por Andrew Blanchtt
Kensington.
En
uno de mis números viajes por el mundo, llego a mis oídos una historia en forma
de canción que los niños scout españoles cantaban en campamentos y excursiones,
trata de un soldado que escribió a su madre narrando su vivencia en uno de los
peores conflictos bélicos jamás sufridos. Tal fue el impacto que causo en mi la
canción, que alargue mi viaje para investigar el origen de aquella
estremecedora historia. Si de verdad había existido esa carta yo tenia que
encontrarla y hacerla llegar al mundo. Tras varios meses de investigación,
trotando la estepa castellana de pueblo en pueblo y preguntando a las gente
autóctona de los mismos , di con las pista que me llevo hasta ella por fin
encontré la carta.
Data de la época en la que España se
vio envuelta en la Guerra Civil, también llamada Alzamiento Nacional o Rebelión
Fascista. El mundo ve a España como un país atrasado y tercermundista. Regido desde
1931 por una república, en febrero de 1936 las urnas dan la victoria al Frente
Popular; cambia el gobierno trayendo con sigo nuevos ideales y confrontación de
opiniones. Comienzan las huelgas generales, los delitos y asesinatos. En
definitiva “orden y contra orden igual a desorden”.
18 de Julio del 1936 estalla el conflicto, comienzan las escaramuzas y el país
se divide de forma irreconciliable. Dividida en dos la nación, las ciudades mas
importantes comienzan una batalla que durara tres años. La población en edad
militar es llamada a filas. La guerra ha comenzado.
El conflicto es retransmitido minuto a
minuto, cientos de corresponsales se dirigen a España para narrar la guerra y
retransmitirla al resto de continentes. El mundo entero mira a España y España
se mira espantada.
En los tiempos que corrían el papel
para los prisioneros, la tropa y el resto de gente que participaba en el
conflicto es un bien muy preciado y escaso como prácticamente todo. Necesitaban
dar a conocer su estado y decir a sus seres queridos que estaban bien. Las cartas
se escribían aprovechando al máximo el espacio,
no dejaban márgenes, daba las sensación de que las palabras habían sido
lanzadas sobre el papel. Era común reutilizar cartas, escritos, comunicados de
otra gente para escribir encima cambiando la verticalidad, esto hace que la
transcripción sea un poco mas difícil.
Nadie sabe como se llamaba el soldado,
ni donde vivía, ni si la familia volvió a saber de él. Lo único que sabemos es
que la madre a la que iba dirigida la carta jamás la recibió.
Querida madre, no se como empezar esta carta pero te
escribo con mi rostro bañado en lagrimas, caen por la soledad, tristeza, dolor
y sufrimiento que vivo día tras día aquí. Lo primero que tengo que decirte es
Te Quiero y aunque no lo demuestre con frecuencia, Te quiero con locura, para
mi eres la persona más importante, siempre has estado ahí apoyándome y
protegiéndome, haces que las cosas malas parezcan buenas, tus consejos están
llenos de sabiduría y siempre me has llevado por el buen camino. Ahora ya soy
mayor de edad, tengo dieciocho años, puedo afrontar yo solo las cosas... pero la
verdad es que no puedo madre... Perdóname, os echo mucho de menos, ¡no quiero
estar aquí! Se que desde casa junto a padre y mis hermanos os sentís orgullos de mi, podéis presumir de
tener un hijo en el frente. Lo siento por ser un cobarde madre pero tengo miedo,
más del que puedo aguantar. No entiendo esta guerra, no se cual es el bando
bueno, no se por que lucho, no entiendo nada de lo que pasa, solo acato ordenes.
El incesante sonido de los fusiles se mezclan con los gritos y llantos de la
gente torturando mis oídos día y noche, vivo con una melodía continua de ametralladoras
y lluvias constantes de bombarderos. Ya ni hablo, ni pienso porque otros lo
hacen por mi, solo me hace falta una frase para salir del paso aquí, “a la
orden”. Dicen que el amor es suficiente para seguir adelante, que hay que
luchar por nuestras familias, demostrar lo que valemos, pero ya no tengo el
valor para estar en la batalla, las piernas me tiemblan sin parar, no duermo,
me cuesta respirar, lloro a escondidas porque no puedo demostrar lo que siento
delante de mis compañeros, se fuerte y lucha me repito constantemente, pero las
palabras se pierden en mi mente como las vida la gente que esta a mi alrededor,
soy la marioneta de un tirano titiritero. A noche nos lanzaron en paracaídas a
una zona nueva de batalla, dicen que somos la mejor compañía jamás vista, la
fuerza de los ochos nos llaman. La octava compañía paracaidista, siempre al
frente luchando por su patria, por los ideales de un estado, viviendo el
conflicto con lealtad y valor. Somos soldados valerosos, abrimos brechas en las
filas enemigas, causamos bajas en ellos como si fueran animales y no tenemos
remordimientos, pero todo es mentira pura
mentira, solo fachada, una apariencia; los rostros de la gente
demuestran lo contrario, sus caras se han tronado sombrías y pálidas, muestran
el temor, horror y desamparo que se vive aquí, pero como nos repiten una y otra
vez, “¡soldados o ellos o ustedes!”
Madre para lo que realmente te escribo es para contarte lo que me ocurrió anoche.
Me encontraba en el campo de batalla resguardándome del fuego cruzado y la
metralla. Como siempre acataba ordenes, teníamos que superar una cota para
llegar hasta un punto estratégico que nos serviría de base, para ello era
necesario abatir al contrario con toda nuestra fuerza, no escatimamos en
munición, ni violencia... Madre anoche en las trincheras vía al enemigo correr
hacia mi, le apunte con mi fusil y sin darle tiempo a reaccionar le dispare; algo raro paso en ese momento, ya
había matado a más gente antes pero en aquel chicho había algo distinto, una
luz ilumino su rostro, la cara del enemigo al que asesinaba… madre era mi amigo
José, mi compañero de la escuela, nuestro vecino, el hijo de Francisca, mi
mejor amigo, con quien tanto yo jugué a soldados y a trincheras. Madre ahora el
juego es verdad, no hay risas, solo oscuridad y llantos, no volveremos a jugar
jamás, ¡lo están enterrando! Lo siento muchísimo, te pido perdón madre pero ya
no aguanto mas aquí, me quiero morir, estoy harto de esta guerra, ¡no se dan
cuenta que no va a ganar nadie joder! Tal vez te vuelva a escribir, pero la
próxima que lo haga será desde el cielo, donde encontrare a José y jugaremos de
nuevo. Madre ten por seguro que si mi sangre fuera tinta y mi corazón tintero,
con la sangre de mi venas, te escribiría un “TE QUIERO”.
Hasta siempre.
En las guerras siempre pierden los
mismos, toda contienda tiene daños colaterales y las calles son bañadas por
ríos de lagrimas de madres que ven marchar a sus hijos a un futuro incierto.
No he conseguido descubrir quien
encontró la carta, ni el lugar exacto de su procedencia, solo sé que es una
historia digna de ser contada al mundo.
Este artículo está escrito en memoria
de todas las víctima de la Guerra, como homenaje a las familias que vivieron,
sufrieron y padecieron este calvario, pero sobretodo para que la madre a quien
esta dirigida la carta, esté donde esté sepa que le paso a su hijo realmente. Su
historia vivirá con nosotros por siempre.
A.B.Kensington.
- Reflexionar sobre los motivos que mueven a la
humanidad a representar actos de esta
magnitud es lo que cambia el mundo. Intentemos no tropezar con la misma piedra
más veces, echemos la vista atrás y pensemos sobre el bien y el mal de una
forma global, abstracta, no partidista, ni monoteísta. En una guerra no gana
nadie, no existen bandos buenos, ni malos, ni Rojos, ni Azules, solo
desolación, dolor y Muerte.
Yo e sido uno de esos niños que cantaba
esta canción en los campamentos y por eso e querido compartir con ustedes tan
maravillosa y conmovedora historia.
Actualmente la canción se canta por el
mundo entero, no solo lo hacen scout, si no también militares, otros grupos y
gentes se hicieron eco de ella y ahora es un himno de honor a la amistad y el
amor.
Les facilito la letra de la canción y
un video del YouTube en las que es cantada.
Esta es la letras tal y como me la enseñaron en el campamento:
Caminando
por el campo (lalalalá)
entre
flores vi que había (uu aa uu)
una
carta ensangrentada (lalalalá)
de
cuarenta años hacía (uu aa uu)
Era
de un paracaidista (lalalalá)
de
la octava compañía (uu aa uu)
que
a su madre le escribía (lalalalá)
y
la carta así decía (uu aa uu)
Madre,
anoche en las trincheras (lalalalá)
entre
el fuego y la metralla (uu aa uu)
vi
al enemigo correr (lalalalá)
la
noche estaba cerrada (uu aa uu)
Apunté
con mi fusil (lalalalá)
al
tiempo que disparaba (uu aa uu)
una
luz iluminó (lalalalá)
el
rostro que yo mataba (uu aa uu)
Era
mi amigo José (lalalalá)
compañero
de la escuela (uu aa uu)
con
quien tanto yo jugué (lalalalá)
a
soldados y a trincheras (uu aa uu)
Ahora
el juego era verdad (lalalalá)
a
mi amigo ya lo entierran (uu aa uu)
madre,
yo quiero morir (lalalalá)
|
ya
estoy harto de esta guerra (uu aa uu)
Si
te vuelvo a escribir (lalalalá)
tal
vez lo haga desde el cielo (uu aa uu)
donde
encontraré a José (lalalalá)
y
jugaremos de nuevo (uu aa uu)
Dos
claveles en el agua (lalalalá)
no
se pueden marchitar (uu aa uu)
dos
amigos que se quieren (lalalalá)
no
se pueden olvidar (uu aa uu)
Si
mi sangre fuera tinta (lalalalá)
y
mi corazón tintero (uu aa uu)
con
la sangre de mis venas (lalalalá)
escribiría
“Te Quiero” (uu aa uu)
Daniel Plaza.
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